Superar una ruptura sentimental no es fácil. Hay que hacer frente a una intensidad emocional que en ocasiones puede parecer insuperable. Comprender qué supone la ruptura, entender que hay un recorrido a seguir, poder ordenar el proceso, puede ser de gran ayuda.

Muchas personas, en consulta, me preguntan cómo se puede superar una ruptura sentimental, y aunque desde mi experiencia clínica, puedo decir que no existe una solución única, sí me permito afirmar que hay varios factores que contribuyen enormemente a ello.

Factores que ayudan a superar una ruptura sentimental

Un factor clave es darse tiempo, que no es lo mismo que dejar pasar el tiempo. Darse tiempo significa respetar conscientemente lo que cada uno/a necesite en cada momento, atender cuidadosamente a las necesidades personales propias, legitimándose a hacer lo que mejor vaya. Hay quién necesita llorar durante días, hay quien recurre al deporte diario (incluso excesivo a ojos de los/as demás), hay quién escribe sin parar en su diario personal, …para poder ir ordenando la fase inicial de lo sucedido en la ruptura. Darse tiempo desde la consciencia.

Poner palabras a las emociones es otro aspecto de gran ayuda, o lo que es lo mismo, compartir con las personas más allegadas cómo te sientes, qué necesitas, cuáles son tus pensamientos, … Al compartirlo, se evita caer en el aislamiento, gran aliado de la soledad y la melancolía. Ambas emociones son naturales, si bien quedaran fijadas, no ayudarían a avanzar en el proceso de recuperación.

Tomar consciencia de los propios miedos, es uno de los pasos clave. Miedo a la soledad, miedo a no olvidar a la persona amada, miedo a no ser capaz de enamorarse de nuevo, miedo a cometer los mismos errores… Estos miedos se pueden convertir en trampas, que obstaculicen el proceso de recuperación, y de crecimiento personal. Conviene abordarlos con la mayor disponibilidad posible.

Un aspecto que se convierte en un factor clave es enfocarse en proyectos de vida más allá de la ruptura. Ampliar el horizonte de intereses, llevar a cabo acciones que entrañen placer y bienestar para uno/a mismo/a, supone iniciar un ciclo de satisfacción vital, fundamental para la recuperación. No se trata de hacer cosas para distraerse, se trata de enfocarse, de forma consciente, en actividades que genuinamente puedan interesar y llenar vitalmente. Es el momento de parar, pensar y decidir, qué se quiere y cómo se quiere, y poder así efectuar el cambio. Este es el punto de inflexión que propongo.

La crisis como punto de inflexión

A modo de reflexión final, toda crisis puede suponer una gran oportunidad de cambio, no sin una dosis de dolor y sufrimiento, claro está, y una ruptura sentimental se puede convertir en un gran punto de inflexión en la vida.

Aceptar la ruptura, incorporarla en la vida de uno/a, y llegar a agradecerla, es el camino nada fácil, pero sí muy gratificante, que puede llevar a dicho punto de inflexión.

Todo ello, depende, de cómo cada uno/a signifique y trabaje su/s propia/as ruptura/as.

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